COVID-19. Mitos y realidades sobre vacunas

|La historia nos demuestra que la humanidad ha vivido y superado infinidad de pandemias y epidemias que causaron estragos en la población, llevándose millones de vidas.I

Con el correr de los años, la ciencia continúa avanzando y conquistando nuevos terrenos en materia de inmunización. Durante los últimos 200 años, desde el descubrimiento de la vacuna de la viruela por Edward Jenner, la vacunación ha permitido controlar enfermedades que tienen índices muy altos de mortalidad.

Hoy llegamos al final de un año atípico que nos hizo cambiar la forma de relacionarnos y nos obligó a adaptarnos a una nueva normalidad. Nuestra cotidianidad ha tomado otro rumbo como consecuencia de un virus mundial que ya afectó a más de 80 millones de personas, de las cuales casi 2 millones han perdido la vida.

Pero este año se cierra con una esperanza: la vacuna contra el Covid-19. Esta esperanza, no obstante, se ve amenazada por información errada o falsa que genera incertidumbre en la población acerca de si la vacuna es buena o mala. Para evitar las consecuencias negativas de esta “desinformación” -o sea que sectores de la población decidan no vacunarse, retrasando así la superación de la pandemia- es clave recurrir a fuentes confiables y científicas para poder tomar decisiones informadas que afectarán, en definitiva, la salud del mundo. Aquí, un compendio de mitos y verdades en torno a la vacunación contra el Covid-19:

Primera afirmación: “Las vacunas contra el Covid-19 no cumplen con las fases habituales de desarrollo” = MITO.

Para entender por qué es un mito, es necesario considerar las fases de desarrollo de una vacuna:

· fase preclínica: se realiza en animales para evaluar el mecanismo de acción, toxicidad e inmunología;

· fase clínica 1: se inicia en humanos, con menos de 100 participantes, para evaluar la seguridad y respuesta inmunológica en adultos jóvenes sanos;

· fase clínica 2: se realiza entre 100 y 1000 participantes y se evalúa dosis, vías de administración, eficacia y seguridad en distintos grupos de la población;

· fase clínica 3: participan miles de voluntarios, se evalúa la eficacia y seguridad y -si los resultados son positivos- se evalúa su aprobación previa publicación en revistas científicas;

· fase clínica 4: última fase denominada farmacovigilancia, donde se analizan los efectos adversos que podría provocar la vacuna al aplicarse en mayor escala, así como el tiempo de inmunidad.

Existen dos procesos para desarrollar vacunas. Uno es el proceso tradicional, que lleva años, es costoso, presenta una alta deserción, se cumplen los pasos en tiempo y forma de las fases preclínicas y clínicas y se realizan múltiples pausas para analizar datos. El otro es el proceso pandémico, el que estamos viviendo ahora, y es de inicio rápido, con muchos pasos de las fases desarrollándose en paralelo.

La realidad es que hoy hay alrededor de 260 vacunas en desarrollo, de las cuales 204 están en fase preclínica, 56 en fase clínica y 11 candidatas en fase 3. En el marco de esta última fase, Moderna ha finalizado y publicado estudios con una eficacia del 95%; Pfizer culminó y publicó estudios con una eficacia de 95%; Oxford/AstraZeneca ha finalizado y publicado estudios con una eficacia de 70%; y la Sputnik V también finalizó pero no se han publicado los resultados en revistas científicas, aunque el laboratorio comunicó que su eficacia es mayor al 90%.

De este conjunto de vacunas, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica en Argentina) recomienda el uso de las vacunas de Pfizer, AsreaZeneca y Sputnik V en el país.

Segunda afirmación: “Si me vacuno ya no deberé tomar medidas de prevención” = MITO

La realidad es que hasta que se determine la eficacia definitiva de la vacuna, las medidas de prevención deben sostenerse. El plan de vacunación en la Argentina es amplio y se realizará en etapas, por lo que la disminución de la circulación viral no será inmediata (seguirá habiendo contagios).

El objetivo de la inmunización es reducir los índices de mortalidad y disminuir la circulación del virus. Para, eventualmente, superar la pandemia: llegar a la fase en la que el virus no puede circular porque no tiene a quién contagiar ya que la mayor parte de la población estaría inmunizada.

Tercera afirmación: “La vacuna contra el Covid -19 será obligatoria”= MITO.

La realidad es que las vacunas obligatorias están reguladas por la Ley 27.491, que establece el Calendario de Vacunación Nacional. En el caso de la vacuna contra el Covid-19, será parte de una campaña nacional de vacunación y, como aún no se han finalizado los estudios de fase 4 que requieren un mínimo de 1 año de farmacovigilancia, la vacuna no puede ser obligatoria. Sin embargo, se recomienda su uso por la eficacia en la creación de anticuerpos demostrados en fase 3. Afortunadamente, la mayor parte de las personas aceptan voluntariamente la vacunación porque comprenden los beneficios colectivos e individuales.

Cuarta afirmación: “Es fácil y rápido vacunar a toda la población” = MITO.

La realidad es que la campaña nacional de vacunación lleva un proceso de coordinación y estrategia que requiere muchos recursos humanos y físicos, por eso es importante recordar que aún estamos en pandemia y que se deben cumplir con los protocolos y realizar una vigilancia activa de eventos adversos relacionados a la vacuna.

Conclusión

A modo de conclusión y después de evaluar las inquietudes que surgen, se puede asegurar que los datos de eficacia son más altos de lo esperado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos y la European Medicines Agency (EMA), lo cual es una muy buena noticia.

También es importante destacar que los datos de eficacia de la fase 3 (cuando se prueba la vacuna en miles de individuos) es difícil que cambien significativamente en la aplicación masiva; sin embargo, los datos finales de la seguridad de la vacuna deberán esperar. Por último, se necesita vacunar lo más rápido posible y, pese a que será todo un desafío desde el punto de vista logístico (almacenamiento, distribución y capacitación del recurso humano), es una tarea posible y absolutamente necesaria.

Aún falta un largo recorrido, pero ya hemos comenzado a transitar el camino que nos permitirá ganarle a esta pandemia, como se ha hecho con tantas otras a lo largo de la historia. Hay luz al final del túnel.

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